II SUBIDA A LOS HERMANITOS



El grupo, en la puerta del hotel



Gracias, Alberto. Por el esfuerzo en organizar una carrera. Me parece que muchos corredores no solemos apreciarlo porque desconocemos en que consiste. Siempre es más fácil quejarse de todo, somos españoles. El pequeño error de organización no hace más que dar fuerzas para que la próxima edición sea plenamente perfecta. Ánimo y, si no pasa nada, allí estaremos.  Gracias por tu compañía, esta vez lógicamente más escasa y gracias por tu amistad. Gracias por TODO (en mayúsculas).

El fin de semana fue de nuevo gastriatlético. Viajamos el sábado desde Madrid: Juanlu, José Félix, Cris y yo. Llegamos en torno a las 13 horas a Nava de Béjar. Nos encontramos allí con los lodosarras, Pepe y Jose. Allí recogimos el dorsal, nos hidratamos y fuimos a Béjar, donde habíamos quedado para comer en el Hotel Restaurante Español. Previamente pasamos a dejar los trastos al hotel. Nos alojamos en Vallejera de Riofrío, en el Hotel Cubino. Sí, el del conocido ciclista salmantino. Un lugar recomendable por la ubicación, por la tranquilidad, por las pequeñas dimensiones y por sus instalaciones. La verdad es que no conocía Béjar ni los alrededores y el paraje natural de la sierra es más que interesante y para visitar con calma (¿el año próximo?). Allí recogimos a Juan para continuar con la hidratación mientras llegaban el resto de comensales: Sara y su chico, María Jesús, Jesús y Alberto (todos miembros deRdB). No había más remedio que degustar el plato típico: el calderillo bejarano, un guiso de carne especiado y muy rico, regado con los diversos caldos correspondientes a un plato de este tipo.

Tras comer, fuimos al hotel: unos para cambiarse e ir a correr el Cross del sábado por la tarde (José Félix, Pepe y Jose) y Juanlu y yo nos fuimos a dar un baño en la piscina climatizada del hotel. Luego ya nos acercamos a Nava de Béjar donde encontramos al trío de corredores que había ganado la carrera con copa, medallas y embutidos como premio. En ese momento también encontramos a Manu y Carmen y a David y Cris y con ellos tomamos unas cervezas y vimos la actuación de baile del grupo Tiger Rock, donde baila Cris (rock acrobático) que fue muy jaleado por la población local y cuyos videos están en el canal de youtube de este blog. Hay 12 cortes aunque no son muy largos. También nos encontramos con más miembros de RdB's y fuimos a cenar al restaurante La Corrobla, donde se celebraba una boda que nos animó bastante la cena y compartimos mesa con la "sección montaña" de RdB.



Con Javi en la Corrobla



La mañana del domingo amaneció soleada en Vallejera al salir del hotel tras desayunar. Pero cuando nos dirigíamos a Nava de Béjar, nos encontramos inmersos en una niebla no demasiado espesa. En Nava no se veía el sol y la temperatura era muy agradable para correr, incluso hacía un ligero fresquito. En zona de salida empezamos a encontrarnos amigos: a Alberto y los piratas, a Jaime, a Abel. Ya entrábamos en el ambiente más animados.



El grupito, con Juan (RdB) y Miguel Ángel Heras



En la salida no hay que decir que pasamos delante del corredor escoba y empezamos a correr a un ritmo suave (5'30"), guardando fuerzas para la fuerte subida. El recorrido era dar una vuelta por los alrededores del pueblo, volver a pasar por el centro y ya enfilar la subida y bajar, tras lo cual un kilómetros después se llegaba a meta. El firme era pista compacta, muy cómodo para correr, no hubiesen hecho falta otras zapatillas que las de asfalto. Al poco de salir, Juanlu tuvo pinchazos en la rodilla y le dije que le esperaba al final de la cuesta, por no perder ritmo, pero visto que no venía decidí esperar un poco y ya ir juntos hasta meta. El problema, cuando vas muy lento es que tienes una sensación de cansancio y pesadez que te hace, a su vez, ir más lento. Iríamos en torno a algo más de 6', paseando. A ver si salgo de ese bucle. Lo raro es que empezamos a dar una segunda vuelta y al final de la misma nos adelantó el trío de cabeza (José Félix entre ellos) y una docena de corredores más. Nos extrañó porque no deberían pasar por allí los corredores tras bajar de los Hermanitos. Pero bueno. Seguimos y nos enviaron a dar una tercera vuelta. En el trayecto íbamos mirando el garmin y nunca llegaba la subida a pesar de que pasaban los kilómetros. Hasta que más allá del km 9 nos encontramos a Jesús. Estaba desolado: "la he cagado, la he cagado...". No se cambió una baliza a tiempo, la que desviaba a los corredores hacia la subida a los Hermanitos y cuando se quiso hacer, los primeros corredores ya habían pasado por allí... Así que la carrera en si quedó desvirtuada y el esfuerzo organizativo un poco decepcionado. Por fortuna para mí, me quedé sin darme la paliza de subir la montaña, así que no pondré demasiadas objeciones, jejejeje. En fin, que corrimos la tercera vuelta hasta el final, alcanzamos a un grupo de tres corredores junto con los cuales entramos en meta el quinteto cogidos de la mano, en última posición. Para las posiciones de cabeza aún no he sabido que sucedió pero algún lío hubo.

Con Jaime, que cada día está más joven, en la zona de meta.

Al final de la primera vuelta vi al Tragamillas en zona de meta. Llegó tarde a la salida, se perdió en el camino pero fue el único que subió a los Hermanitos, mientras se disputaba la carrera. Bueno, el único no: al ir a ducharnos vimos a Heras y otros tres valientes ir a subirlo, ya a pleno sol.



Con el mítico Tragamillas, uno de los históricos populares.



La zona de meta, impresionante: los vecinos nos ayudan a recuperar fuerzas con tortillas de patatas, embutidos, morcilla, hornazo, vino del cura, refrescos y cerveza...pantagruélico. Además, levantó la niebla y se quedó un día perfecto. Estaban bastante desolados porque para ellos, los Hermanitos es un símbolo y no haberlo subido les causó decepción, pero el año que viene habrá que volver. Nos fuimos a duchar a una pisicna de un vecino en la cual no pude meterme (tenía un escudo del Madrid en el fondo) por temor a contraer alguna enfermedad y, ya fresquitos y vestidos, unas cervezas y a comer a Sorihuela con los RdB, en el Mesón Juli, donde nos pusimos de carne hasta las mismísimas orejas. Y de allí, para casa, ya finalizado el gastriatlón.

Con buena gente, todo es más bonito

Un gran fin de semana en inmejorable compañía. Muchas risas. Muchas. Y un placer conocer y reencontrar amigos. Las fotos donde siempre; aunque faltan algunas que supongo buscaré por ahí, más las que envíen Abel, Alberto y otros, ya en la zona de meta. Hasta el año que viene!!