martes, 22 de enero de 2013

GRAN CANARIA MARATÓN 2013


En primer lugar, disculparme por mi ausencia desde la crónica del III #runandbravas y el resto de carreras celebradas desde entonces. Dicho lo cual, al lío.
Hay ocasiones en las cuales las cosas suceden según lo previsto. Y en otras ocasiones, mucho mejor. Lo usual es que las expectativas no se cumplan y, rara vez, que éstas se vean desbordadas. Éste es el caso de esta (extensa) crónica.
Gracias a la generosa colaboración de Pepe y a la comprensión y ayuda de Elena y Jorge pudo hacerse realidad el intento al décimo maratón. Una prueba que se antojaba menor. Pequeña en dimensión y una organización de estar por casa. Cierto es que no es lo mismo organizar un maratón para 500 que para 50000. Pero tampoco se produce el descuido o la falta de atención al corredor como puede parecer en pruebas menores. Más de 40 nacionalidades, mucho corredor extranjero y un ambientazo de lujo.

Llego al aeropuerto de Gran Canaria el viernes a las 19,45h. Allí me recoge Pepe y nos dirigimos, con animada charla al centro. Con una pequeña caminata me lleva por Triana, Catedral, Casa de Colón, Vegueta y nos tomamos una cerveza en una terraza mientras, extrañamente, comentamos lo raro que un viernes tarde no haya nadie de tapeo. Acabamos picoteando como cena unas papas con moja y ropa vieja en El Herreño, unos de los míticos lugares de Las Palmas. Hay que aportar el descubrimiento de una exquisita cerveza, ligera y con matices, poco amarga: Tropical, primera recomendación del día. Luego ya vamos a casa donde, tras reflexionar un poco sobre lo divino, lo humano y el universo dialéctico hombre/mujer, me duerme ya cansado, olvidando que en la nevera había un par de Paulaner fresquitas (pendientes quedan).
La mañana siguiente iniciamos una jornada gastrurística. Pasamos a recoger el dorsal. Una feria pequeña, en una plaza junto al mítico Centro Insular de Deportes con una carpa habilitada para la comida de la pasta. Los dorsales se recogen en el aledaño hotel AC Iberia. Con escasa cola y excelente atención y señalización, tardamos poco en la operación. Valido mi chip y recojo la bolsa del corredor (mochila, camiseta, mallas y toalla). Pepe había quedado para verse con Tamara Sanfabio y allí nos vemos con ella y su chico. Muy amables y simpáticos nos dedican un rato y declinan nuestra idea de una visita a la isla para dedicar la jornada a la playa y el descanso (la diferencia entre la élite y los gastriatletas, jejeje). Al marcharnos, nos encontramos con el atleta olímpico José Carlos Hernández, el cual reconoce a Pepe y departe con nosotros de manera amigable y sin ninguna prisa. Se muestra extrañado porque corro un maratón sin objetivo de tiempos. Es obvio que un gran atleta pueda desconocer que hay quienes corremos con el único objetivo de llegar a meta. Deseándonos suerte, nos despedimos e inciamos la ruta.
Salimos de Las Palmas en dirección oeste hasta Agaete. Un municipio, como en el caso de la costa catalana, con el núcleo urbano en el interior pero con un barrio de pescadores que, con el tiempo, se ha transformado en un destino turístico. Pequeño, no masificado, tranquilo y con el remanso de paz de tomar una Tropical (o dos) ante el dedo de Dios.
Después regresamos pero a mitad de camino nos desviamos en dirección a Firgas, donde íbamos a comer el famoso pollo asado, en un asadero (que es lo que nosotros llamaríamos parrilla) y, con unas tropicales, degustamos “el pollo de Firgas”, una garbanzada, más papas con mojo y renunciamos al postre para ir a tomar un café a Las Palmas.
Ya a media tarde fuimos hacia Santa Brígida, un precioso pueblo situado en el interior, a escasa distancia de Las Palmas, donde nos esperó una fina lluvia. Lo curioso de gran Canaria es la multitud de microclimas que existen. Y no solo ello, sino la climatología tan variable en escaso periodo de tiempo. Sol, se nubla, llueve y donde parece que está nublado se ven abrirse claros. Y así todo el día.
Posteriormente vamos a Mogán, en el sur de la Isla, por una preciosa carretera serpenteante por encima de los acantilados. Al ser de noche no podemos aprecer la belleza de los parajes. Pero al llegar a Mogán, el enésimo pueblo que se llama “La Venecia del...”, por sus canales, con un pequeño y coqueto puerto deportivo, sus preciosas villas y el submarino amarillo.
Se nos va haciendo tarde y nos dirigimos a San Agustín, donde cenamos una pizza en otro curioso local. Pero esta vez sin Tropical: con Dorada, cerveza de Tenerife. Otra variedad nueva catada, más en el estilo de las que conocemos en las habituales marcas peninsulares. Sólo nos quedó ver el centro de la isla pero queda para otra próxima ocasión.
Y a dormir...
El día de la carrera amanece con un desayuno y una ducha. Ritual de cosas que no hay que olvidar. Colocar el dorsal, comprobar que llevo el chip. La ropa para ducharse después. Por entretenerme, llegamos ya con el tráfico cortado, así que tengo que dejar a Pepe todos los trastos (cámara de fotos, teléfono, etc.) y no hay testimonio gráfico del ambiente ni de la salida.
Llegando al Centro Insular de Deportes, se encuentra todo vallado y no accede nadie que no sea del evento o lleve dorsal. Paso al guardarropa, que se encuentra en la misma cancha y dejo la mochila con la toalla y la ropa de calle. El ambiente es el de un maratón, sin duda. Sin embargo, lo primero que veo al acceder a la zona de salida es un marchador calentando. Mal augurio. Bueno, no problema, voy a embadurnarme de vaselina, con los problemas que tengo en la zona en los últimos tiempos... Con 30’ por delante me dedico a observar. Veo mucho mediomaratoniano (color dorsal verde), de 10 kms (dorsal blanco) y poquito rojo. Me dirijo a mi “cajón”, no separados estrictamente sino por una línea en el suelo y un cartel. Maratón y medio salen juntos. El 10 km, con otro recorrido, sale 15’ más tarde. En la espera, aparece el mítico Germán, compañeros de cola de pelotón en las populares, sobre todo medios maratones con quien charlo hasta que dan la salida (con cuenta atrás) y me cuenta que ya cumple los 80 años y participa en el medio. Ya no le vi más cuando salimos.
La carrera es a dos vueltas, en un circuito muy llano, con suaves inclinaciones hacia arriba y abajo, excepto un par de repechos leves y cortos. Lo único malo, el viento en las zonas abiertas. Se sale del centro para salir al paseo Marítimo hasta el puerto y de ahí a la Playa de Las Canteras (la mayor animación, a lo largo de todo el paseo) por todo el paseo hasta el auditorio Alfredo Kraus y ya se vuelve hacia el centro en un discurrir por la zona próxima a Plaza España. El recorrido es bonito, variado, sin zonas desangeladas excepto el puerto, hasta el cual hace mucho sol pero, por fortuna, se nubla ya casi hasta el final de carrera, salvo algún tramo por Plaza España. No hay mucha animación en algunas zonas pero cada 50 m hay un par de voluntarios que animan sin parar y sin excepción. Los ayuntamientos están presentes y en determinados kilómetros tienen un stand para promocionarse y algunos ofrecen animación musical, danza,... En otros puntos hay DJ’s, danza de grupos ataviados de carnaval, canciones regionales, percuesión,... Ya en el centro hay más animación de gente, se pasa por Triana y Vegueta y se enfila la recta de meta. En ella, por arte de magia, se quedan los del medio y... ohhhhhhh...solito.
Hasta ahí la carrera va bien, salvo un pis en el km 6 (y bastante más adelante hubo otro). Pepe está en el km 2 para sacar fotos y también sobre el km 14. Además, al tomar el inicio del paseo en Las Canteras, oigo al speaker... "aquí pasa el extaroridinario maryyador canario..." Aaaarghhhh de nuevo la maldición del marchador me persigue... La segunda vuelta es idéntica a la primera, inicia en ligera subida y se sale al paseo marítimo. Al salir solo, la sensación de viento es mayor y empiezo a tener sed, hace sol, calorcito. Pepe vuelve a estar en el km 23, esta vez con algunos amigos que me animan. Pero tengo sed. Y el avituallamiento está lejos, casi 7 kms desde el anterior y cuando llegamos, no hay agua. La gente quiere llevarse las latas de aquarius pero comento a los voluntarios (de la UME) que no lo hagan, que la echen en vasos o se acabarán para los de atrás. El problema es que está mesa está al principio de una glorieta, con lo cual la gente coge agua en la ida y en la vuelta. Ahí (km 26 y pico) pasé un rato parado porque aproveché el tema de la falta de líquido para echarme bien de vaselina ya que empezaba a molestarme la entrepierna. También a uno de los chicos relevistas al cual se le cayó el chip del velcro me paré para ponérselo. En este punto perdí un buen rato, como 5 minutos. Lo positivo de la carrera del maratón por relevos (cada uno de 5 kms y solo para chavales de los institutos canarios) era que constantemente te pasaban y se hacía entretenido, además de su animosidad.
Al poco, vuelvo a tener sed. Así que decido parar en todos los avituallamientos para beber bien, hasta saciar la sensación. En Las Canteras un speaker habla... “Con el número oyyenta... Santi Caminero”. Me animo. El ritmo no era malo, era el paso machacón y constante habitual y me animo pasando algún que otro corredor. El auditorio parece que está cerca pero nunca llega, al poco desaparece de la vista y... al fin llega; ya falta menos!! Sin embargo, hay tres extranjeros que van trotandando. Corren que se las pelan un km y luego andan. Me aproximo, les alcanzo y de nuevo arrancan. Van pasando los kilómetros y al fin se me van cuando paro en el km 35 a beber y comer bien plátano y manzana un par de minutos para el tramo final. Ya me tenían harto los tipos, jejeje.
Ya entramos en Triana, en la zona peatonal, hay que girar a la derecha para enfilar la subida de la catedral por una calle sin público. La ligera cuesta arriba me parece el Tourmalet. Km 39. No puedo levantar mucho los pies. De tal manera, una tapa de alcantarilla o unos baldosines ligeramente levantados me esperaban. Catapúm. Tropezón, Morrazo y al suelo, con tan mala suerte que me acalambro en los isquios de la pierna derecha. Me giro rápido boca arriba e intento estirar la pierna. No hay manera. Máximo dolor y gritando como un cerdo en la matanza. Ya veía que, a falta de tres kms, me quedaba en la camilla de la Cruz Roja. Pero, como diría Jose, en ese momento aparece un ángel. Una mujer mayor que me ve retorcerme y gritar y se acerca. Le digo que me levante la pierna y se me va pasando el dolor mientras llega un chaval y después una pareja, los cuales me ayudan a incorporarme. Como veo que remite, decido seguir, agradeciendo su ayuda. Como sigue subiendo, voy un poco cojeando para no forzar pero al subir hacia la Catedral veo que la molestia es asumible y tiro ya hasta meta tras unos 3 minutillos de agonía.
Allí espera Pepe y sus amigos que me llaman, me animan y, muy contento, llego a meta. Sin ninguna emoción especial, contento por haber sabido sufrir, me lo dedico a mí mismo, que ya era hora, tras señalar a ese amigo que siempre me vigila desde allá arriba. 4h31’12”. Décimo maratón a la buchaca.
En zona de meta. Entrega de chip. Barra libre de fruta, agua y aquarius así como de Erdinger sin. Un poco más lejos está la carpa de recogida de medalla, muy bonita y que se podía grabar...gratis. También entregan una camiseta de finisher de manga larga. La suerte de ser un maratón pequeño es que no hay colas en nada, teniendo servicios más que suficientes preparados para acoger a la gente del medio o del 10 km.
Recojo mi mochila y, junto a ella, servicio de fisioterapia, mínimo 50 camillas: masoterapia, electroterapia con estimuladores...y sin cola. Y, más completo aún, servicio de crioterapia: 4 pisicnas hinchables de agua fría a las cuales añadían hielo constantemente, a las cuales se accedía tras haberse lavado las piernas con esponjas preimpregnadas con jabón. Fui al agua fría, me dieron un masaje en los isquios tocados y... a la ducha en los vestuarios del pabellón. Todos seguido y sin espera ninguna.
Después, nos fuimos ya a comer a un sitio curioso y recomendable, las cuevas de Guayadeque, un restaurante en cuevas excavadas en la roca en el barranco de Guayadeque, más allá de Ingenio, donde nuevamente papas con mojo, queso tierno, morcilla dulce, ropa vieja y vueltas, regado todo con Tropical, me hizo restablecerme y salimos pitando para al aeropuerto, que se escapaba el avión.
Os recomiendo este maratón. Es magnífico en todos los sentidos. Turístico, gastronómico, climatológico, humano y deportivo.
Agredecer a la organización, voluntarios, UME, animadores, público en general, que fuese todo tan inolvidable. Pedir perdón a los twitteros canarios y al forero Kenty “Fibiten” que por las prisas no pudiésemos vernos y quedamos emplazados para otra ocasión. Si la organización resuelve un par de “problemillas”, será de lujo. Para mí, los avituallamientos son mejorables: más largos para que no haya que parar y poniendo primero los voluntarios repartiendo la bebida y al final la bandejas con la fruta y no mezclados para que no haya que sortear voluntarios. La distancia entre el último avituallamiento de la primera vuelta y el primero de la segunda vuelta. Me salen casi 7 kms. Y, por último, se puede intentar un método en el cual haya un flujo continuo para no ir a buscar la medalla a otro lugar. Se puede entregar contra entrega de chip, por ejemplo. Hay muchas maneras.
Pedir perdón a los twitteros canarios, comandados por Manolo Robaina, y al forero Kenty que por las prisas no pudiésemos vernos y quedamos emplazados para otra ocasión.
A la señora que me atendió cuando me caí y me acalambré, mil gracias, anónima conocida. Y al resto de los que se acercaron a prestarme ayuda.
A la señora que me vio por Las Canteras con cara de asfixia y me animó al autóctono grito de “al golpito, mi niño!!”, mil gracias por el rato de risa que pasé.
A la gente que me anima a que siga adelante a pesar de los inconvenientes que tengo. Gracias.
A Pepe...¿qué decir? Sin palabras. Breve pero muy intenso. Gracias sería una palabra que no abarcaría todo lo que quiero englobar dentro del término. Magnífica persona, inmejorable anfitrión y (dice) buen fotógrafo. De mayor quiero ser como tú. Y esas gafas de lujo que me vinieron de miedo en la carrera. Recupérate cuanto antes. Hay que debutar en maratón YA. Hasta la próxima y que sea pronto.
Y agradecer, especialmente, a Elena y Jorge su comprensión y paciencia infinita. Sin vosotros, todo esto NO sería posible. Hubiese estado bien venirse, a pesar de la paliza para el enano. Guardamos la cita para regresar al maratón o a la Transgrancanaria.
Aquí va el track, vereis que las paradas técnicas descritas me hicieron perder algo de tiempo pero no era el objetivo.
Y las fotos, donde siempre. Si aparecen más, las añadiré.
Próximo objetivo, atender el blog.