jueves, 30 de julio de 2015

TROFEO SAN LORENZO 2015



De rosa. Contra el cáncer de mama.

Un año más, nos unimos a la fiesta del atletismo popular. No es cuestión de describir de nuevo el recorrido ya anteriormente desmenuzado año tras año. Lo más importante es ver a muchos compañeros de zapatilla y amigos con quienes es agradable compartir kilómetros y cervezas. Para este año, al trío calavera se nos unió Alberto, el presi, el cual no sé aún cómo pudo mantener un ritmo tan lento. Este año tuvimos la novedad de que el dibujo de la camiseta y el logo del dorsal eran obra de Forges, con lo cual, nos obsequiaron un bonito recuerdo.

La mañana empezó bien pues, cuando me dirigía a la salida, me encontré con Mila y Alberto, los cuales están tan jóvenes como siempre. Después ya empecé a encontrar rostros conocidos. En la misma esquina de Argumosa a los FFDR y junto a ellos infinidad de conocidos: desde el nutrido grupo de Garabitas; los gacelas Juli, Alberto, Santiago, Yolanda; los chancletas encabezados por Juanito “el keniata”; Caprus con Marian, Jan y Rafa; Rubén y Sito; Carlos Siguero con el cual no coincidía hace siglos, no acabaría de dar nombres.

Contrariamente a lo esperado, no salí el último con lo cual no hice amistad con el conductor del samur. Y tuve la suerte de llegar hasta meta sin que me viese el culete en todo el recorrido. No está mal…

El cuarteto. Foto cortesía de www.picrun.es
Fuimos juntos en carrera el cuarteto Antonio, Gerard, Alberto y yo mismo; aunque en determinados momentos como en la Cuesta de San Vicente o en Calle Toledo íbamos haciendo la goma de dos en dos hasta reagruparnos frente al Congreso de Diputados y desde allí juntos a meta. Todo ello con sus correspondientes selfies (que rulen las fotos). Nos cruzamos con un grupo en el cual iba José Luis Galán y supongo que varios miembros de Los Paketes.


De rosa y ya de...morao





Ya en meta (con su bolsa conteniendo la clásica medalla), tuve la gran alegría de abrazar a Santi (Scop) a quien hacía años que no veía, tras su “emigración”, de conocer a Sebastian Jay, nuevo miembro de la familia de RdB con mamá Jen y de reencontrarme con Manolo, el mítico Grey (otro al que solo veo una vez al año, precisamente en la San Lorenzo). 






Giro copernicano en la orientación del Pazo de Lugo
Después, la habitual cerveza en el Pazo de Lugo, el cual nos deparó la sorpresa de no acoger tras la barra al camarero de siempre. Un cambio de estilo, quizás también en la dirección y/o en la propiedad, con cervezas artesanas, sushi a domicilio y un cocinero oriental.





Puro Lampedusa: cambiar todo para que todo siga igual (el tueste habitual cada año tras la carrera y seguir sin correr a pesar del enésimo intento de retomarlo)

Hasta el año que viene, Lavapiés!!!