miércoles, 26 de septiembre de 2012

UN POCO DE LUZ AL TEMA DEL NACIONALISMO

APUNTES SOBRE EL ORIGEN Y LAS CAUSAS DEL

NACIONALISMO

“Ningún serio historiador de las naciones y el nacionalismo puede

ser un nacionalista convencido.”1

Johann Gottfried von Herder (1744-1803) fue un filósofo alemán, uno de los padres del romanticismo alemán (Sturm und Drang) y, como derivada de ello, del nacionalismo. En un incipiente embrión de las ideas nacionalistas, desarrolla el Volksgeist o espíritu del pueblo, focalizado en la lengua y la cultura como elementos distintivos y diferenciadores entre los pueblos; y forjadores de identidad propia y única. Realmente está hablando del relativismo lingüístico, hace depender el pensamiento del lenguaje y lo subordina a él. Wilhelm von Humboldt (1767-1835) va un paso más allá en esta teoría postulando que cada lengua tiene una forma interior inherente eindependiente del resto del mundo. Esta forma es el espejo de la nación y, por lo tanto, la lengua es la expresión máxima de la mentalidad nacional. Identifica comunidad lingüística con nación y para él Volksgeist es el espíritu del pensamiento de una comunidad (lingüística).2 Identificamos así un sustrato de pensamiento mínimo en la definición del nacionalismo (aspecto el cual es a considerar; ya que las ideologías tienen una base de pensamiento de las cuales el nacionalismo carece) y que en una de las partes componentes de la definición del nacionalismo se viene a convenir: una lengua (y una cultura) vehicular y diferenciadora del resto. Quería reseñar este aspecto en cuanto a hallar una base teórica al inicio del desarrollo del nacionalismo. Smith3 señala a cuatro influencias en la creación de un “pensamiento nacionalista”, sin acabar de dotarlo una sólida base teórica: el marxismo, la psicología social, las teorías de Max Weber (valores

culturales, acción política y ascendencia común) y las teorías de Durkheim (comunidad: etnicidad, religión, pertenencia a un lugar y herencia sanguínea).

La complejidad de definir todo lo que contiene el término nación (o nacionalidad, nacionalismo,…) quizás se deba en parte a esa carencia de sustrato de pensamiento ideológico o político. Después de todo, la acepción del término en el diccionario de la RAE4 ya es de por sí vaga y genera las mismas dudas en el sentido semántico del término que las diferentes explicaciones que al respecto del nacionalismo se han interesado en proporcionar diferentes autores. De manera generalista hay dos tendencias: una modernista que se basa en equiparar a nacionalismo y modernidad (Anderson, Hobsbawm, Breuilly y Gellner) y una más tradicionalista (Hastings, quizás heredera del discurso de Renan en algunos aspectos, sobre todo en lo decisivo del factor religioso) que busca su origen en la Alta Edad Media y la formación de la conciencia en el hecho religioso que proporciona la Biblia. De ehcho ésta es una de las paradojas del nacionalismo: siendo el nacionalismo un fenómeno reciente (siglo XIX); para los nacionalistas las raíces son antiguas. Así, podemos plantear diversos apartados acerca del nacionalismo. ¿Qué es el nacionalismo?, ¿cuándo surge? y ¿por qué surge? Serían las preguntas fundamentales alrededor de las cuales debería girar el desarrollo de las ideas presentes en los textos y a las cuales puede responderse de manera simultánea.


Encontramos una importante diferencia entre Renan y Anderson a la hora de poner una fecha estimada a la aparición del nacionalismo, aunque fuese en fase embrionaria. Renan opina que las invasiones germánicas sobre el Imperio Romano son las responsables de la aparición de un hecho nacional debido a la asimilación del cristianismo y el abandono de su lengua materna para acogerse a la lengua de las tierras conquistadas. El “nacimiento del concepto en una época en que la Ilustración y la Revolución estaban destruyendo la legitimidad del reino dinástico jerarquizado, divinamente ordenado”,5 que argumenta Anderson, la cual nos acerca al planteamiento de Max Weber acerca del papel desempeñado por el poder estatal en la definición yexplicación del nacionalismo.6 En este sentido hay autores como Hastings7 que haciendo referencia a la nación inglesa, también la sitúa en la Edad Media debido al mantenimiento de su lengua vernácula, sus delimitaciones geográficas claras y la unidad religiosa. Por lo tanto, volvemos de nuevo a hablar de factor religioso y geográfico. Veremos que no son definitivos pero todos los factores algo tienen que ver en la creación de la conciencia nacional. En cualquier caso, es evidente, y el paso del tiempo así lo ha confirmado, que el peso del factor político en el nacionalismo es fundamental. El fin último del nacionalismo es buscar una estructura estatal independiente pero no es el fin único; ya que al alcanzar este estado final desaparecería el objetivo del nacionalismo y no tendría sentido su existencia. Por ello deducimos que el nacionalismo no surge únicamente para satisfacer esta condición sino que aparece como consecuencia de la acción centrífuga que supone la desaparición de los grandes imperios tradicionales y la aparición de los Estados nacionales. Como resumen de este aspecto, parece evidente que no hubiese aparecido el nacionalismo sin la existencia de los nuevos Estados. Pero, desde luego no es la única causa; aunque quizás sí el factor desencadenante. El hecho que no admite discusión es que las causas que contribuyeron a formar las diferentes naciones son distintas. De esta afirmación, y dando por sentado que la nación (y el nacionalismo) existe, se desprende la dificultad de describir el origen del nacionalismo (y de la nación) con argumentos rigurosamente científicos.

Por tanto, analizaremos las causas del origen del nacionalismo. Hobsbawm describe la existencia de comunidades geográficas definidas por misma religión y lengua que denomina proto-nacionales pero no las considera embrión del nacionalismo tal y como lo entendemos aunque si la importancia de su existencia previa.8 El factor etnográfico es una de las posibles causas a tener en cuenta. La etnicidad tenida encuenta como jus sanguini, como hecho diferenciador hereditario si es evidente que confiere carácter nacional en algunos casos (por ejemplo, en la construcción de la nación alemana). Sin embargo no hay raza pura en el sentido biológico estricto; ya que la composición del pueblo alemán desde antaño, viene dada por una mezcla de diferentes etnias. Para cohesionarlo, es necesaria la existencia de otros factores que consoliden ese germen supuestamente étnico. Por sí solo, podemos descartar el hecho étnico. La religión podría ser uno de estos factores cohesionadores; pero es insuficiente; ya que hoy en día la libertad de culto restringe el papel de la religión al ámbito individual y seguramente moral en algunas comunidades; mientras que en otras la religión es impuesta a la fuerza y excluyente respecto al resto pero no como sustrato sino como arma política.


Sin embargo, podemos encontrar la existencia de una lengua (y una cultura) común como elemento unificador de grupos sociales. El factor lingüístico es capaz de generar un sentimiento de pertenencia a un grupo y de diferenciación respecto al resto. Si tenemos en cuenta que uno de los puntos de apoyo del nacionalismo es su especificidad frente al “otro”, la lengua (y la cultura) no cabe duda de que es decisiva en la creación de la mentalidad nacional. No hay duda de que así lo es; aunque ello suponga (y nos avisa Renan), por definición, que existe peligro a la hora de identificarnos con una determinada cultura y negar o marginar las demás. Este es el peligro del relativismo cultural, propio del etnocentrismo y enemigo del hombre como ser moral. Para rematar, algunos autores incrementan este sentimiento nacional con la identificación que supone la existencia de alguna obra literaria narrando alguna hazaña épica, o la existencia de símbolos (banderas, monedas, tótems: llámense Flama del Canigó, Árbol de Gernika, por dar dos ejemplos próximos) que vayan a confluir en el mito. Los mitos acaban por establecerse como el hecho cultural de mayor importancia en el nacionalismo (y que, en cierta manera unen al factor cultural con el étnico). Creo que debe ser remarcable este aspecto primordialista del nacionalismo. Señalar asimismo la importancia en la difusión masiva de la lengua y la cultura de la aparición de la imprenta y las print-as-commodity y, sobre todo en la simultaneidad del hecho.9


Renan concede una importancia, a mi juicio excesiva pero no desdeñable, al jus solis. Basándose en el ejemplo francés, horizontal, de solidaridad y fraternidad entre losindividuos y las comunidades que se hallan en un espacio geográfico determinado construye su mayor argumento respecto a la construcción de la identidad nacional. Es cierto que es uno de los factores a tener en cuenta; pero no los definitorios. Es interesante porque sobre estos datos se construirá un hecho nacional diferenciador pero no son suficientes. Tanto Gellner como Hobsbawm hablan de tradiciones inventadas y Anderson matizará el término. Para consolidar este hecho, es importante que exista una voluntad de crear esa comunidad (Gellner) o imaginar lo que debe ser (Anderson). Anderson dice que la comunidad nacional se imagina limitada (básicamente en el término geográfico y aquí coincide con Renan) porque por muy expansiva que se pueda imaginar nunca imaginará que sus límites puedan ser infinitos. Se imagina soberana, libre (y política) porque fue concebida en una época que así tuvo que serlo para heredar la soberanía hereditaria y romper con ella y se imagina comunidad por ser horizontal por el mismo razonamiento de contemporaneidad (presupuestos de la Revolución Francesa y la Ilustración). Por lo tanto la define como “comunidad política como inherentemente limitada y soberana.”10


Siguiendo esta línea, la de imaginación de comunidades nacionales, no pararemos nunca de subdividirnos en comunidades menores que contengan otro tipo de lazos cohesionadotes hasta llegar a las mínimas comunidades sociales. Para afirmar este hecho que me parece palpable en la actualidad argumentaría (citando a Alfred Stepan) que “1) las identidades políticas no son permanentes, son cambiantes y construirse socialmente; 2) los seres humanos son capaces de tener identidades múltiples y complementarias y 3) la gente puede identificarse simultáneamente con distintos tipos de soberanías políticas complementarias y ofrecerles asimismo lealtad”.11 Este problema del perennialismo en el nacionalismo es otro de los debates importantes, a mi juicio no es perenne y coincide con el argumento del “imaginario común” de Anderson. Como tal, no deja de ser una construcción social una realidad intersubjetiva que puede variar como varían las opiniones de los individuos y las relaciones entre ellos los cuales pueden acogerse a una o a otra comunidad imaginada soberana (en palabras de Anderson) en función de esa mutabilidad individual o ese imaginario colectivo.


Como conclusión me gustaría señalar dos aspectos. El primero es que un fenómeno que, curiosamente carece de sustrato de pensamiento, de ideología, se haya convertido en una realidad política. Que esta realidad política justifica y explica, de manera simultánea, al mismo hecho nacionalista. El estado es quien defiende y justifica al nacionalismo, se necesitan mutuamente para coexistir. El segundo aspecto que me gustaría destacar es la consideración del nacionalismo como ocupante del vacío generado por la desaparición de los regimenes marxistas o por la evolución de los aún vigentes hacia el nacionalismo.12


Para concluir, me quedo con la siguiente definición de nación: “a named human population sharing an historic territory, common myths and historical memories, a mass, a public culture, a common economy and common legal rights and duties for allmembers”13 y añadiría: y, como compuesta por individuos, susceptible de variar su identidad política a lo largo del tiempo.

1HOBSBAWM, E. Nations And nationalism since 1780: programme, myth, reality Cambridge University Press, 11ªedición: Cambridge, 2004 pág 12

2VILA, I. SERRAT, E. Psicologia, Módulo 3:Llenguatge i Pensament FUOC, 3ª edición: Barcelona, 2009 páginas 26-27
3 SMITH, A.D. Nacionalismo y modernidad Istmo, 1ª edición: Madrid, 2000 páginas 42-50

4 Nación. (Del lat. natio, -onis). 1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno. 2. f. Territorio de ese país. 3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común. (…)http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=nación

5ANDERSON, B. Imagined communities: reflections on the origin and spread of nationalism Verso, 13ª edición: Londres, 2003 Página 7

6 SMITH, A.D. Nacionalismo y modernidad Istmo, 1ª edición: Madrid, 2000 página 48
7HASTINGS, A. La construcción de las nacionalidades: etnicidad, religión y nacionalismo Cambridge University Press, 1ª edición: Madrid, 2000 páginas 53-90

8 HOBSBAWM, E. Nations And nationalism since 1780: programme, myth, reality Cambridge University Press, 11ªedición: Cambridge, 2004 páginas 46-79

9 ANDERSON, B. Imagined communities: reflections on the origin and spread of nationalism Verso, 13ª edición: Londres, 2003 página 37
10 ANDERSON, B. Imagined communities: reflections on the origin and spread of nationalism Verso, 13ª edición: Londres, 2003, página 6


11 HALL, JOHN A. (ED.) Estado y nación. Ernest Gellner y la teoría del nacionalismo Cambridge University Press, 1ª edición: Madrid, 2000 página 309


12 ANDERSON, B. The spectre of comparisons Verso, 2ª edición: Londres, 2002


13 SMITH, ANTHONY, D Myths and memories of the nation, Oxford University Press, 2ª edición: Oxford, 2002 página 11



BIBLIOGRAFIA:


PAREDES, J. coord. Historia Universal Contemporánea I. Ariel, 6ªed: Barcelona, 2008


PALMER, R. Y COLTON, J Historia Contemporánea Akal, 1ª edición: Madrid, 1980


VILA, I. SERRAT, E. Llenguatge i Pensament Módulo 3 Psicologia FUOC, 3ª edición:


Barcelona, 2009


SMITH, A. Myths and memories of the nation Oxford University Press, 2ª edición:


Oxford, 2002


SMITH, A. Nacionalismo y modernidad Istmo, 1ª edición: Madrid, 2000


SMITH, A. The ethnic origins of nations Blackwell Publishers Ltd., 11ª edición:


Oxford, 1999


HALL, JOHN A. (ED.) Estado y nación. Ernest Gellner y la teoría del nacionalismo


Cambridge University Press, 1ª edición: Madrid, 2000


ANDERSON, B. Imagined communities: reflections on the origin and spread of


nationalism Verso, 13ª edición: Londres, 2003


ANDERSON, B. The spectre of comparisons Verso, 2ª edición: Londres, 2002


HASTINGS, A. La construcción de las nacionalidades: etnicidad, religión y


nacionalismo Cambridge University Press, 1ª edición: Madrid, 2000


HOBSBAWM, E. Nations And nationalism since 1780: programme, myth, reality


Cambridge University Press, 11ªedición: Cambridge, 2004


GELLNER, E. Nations and nationalism Blackwell Publishing Ltd., 2ª edición: Malden


(USA), 2006

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