Ellos saben donde está... |
Hay veces que no se sabe muy bien por dónde empezar. Seguramente la crónica de un maratón muy bonito y emotivo. No creo que haya muchos como éste.
Siempre hablamos de las motivaciones que nos empujan a correr. Todas son razonables y respetables. Yo, que he hecho deporte toda la vida, empecé seguramente porque era lo más sencillo para estar en forma: trotar un poquito para intentar evitar el sobrepeso, los excesos gastronómicos y seguir limpiando la mente. Ahora, tras superar varias fases en el tránsito del corredor popular, no sabría explicar por qué lo hago. Pero sí que estoy seguro que, por vivir momentos como el del pasado domingo, vale la pena seguir haciéndolo.
A los pies de la mítica noria |
La previsión meteorológica indicaba que llovería todo el fin de semana. De tal manera, Elena tomó la decisión meditada de no viajar, más que nada porque hacerlo con Jorge no era un tema sencillo de solucionar, en caso de lluvia. El clima real se encargó de fastidiarnos un fin de semana juntos en el cual prácticamente no cayeron más que dos gotillas que ni siquiera mojaban el pelo. Siendo así, el jueves tarde llegué a Viena, cogí el tren y me dirigí al albergue donde me alojaría. El suelo, mojado, hacía temer un mal fin de semana. El barrio, no muy próximo al centro, lúgubre y con algunas gentes sospechosas deambulando, pronosticaba una mala elección del lugar. Otro error. La lejanía era proximidad tomando el transporte público (bono-finde, 14 euros). Gran red de metro, tren, autobús y tranvía. Todo cerrado en las proximidades del albergue poco más allá de las 9 de la noche, me metí en un badulaque donde, además hacían pizzas, así que me pedí media y con dos birras me fui a un parque y, sentado en una mesa de madera, me la zampé y me dirigí a la habitación (de 3 camas) para ir estudiando el plan de visitas del viernes. No tuve compañía esa noche.
Estatua de Neptuno en Schönbrunn |
Madrugué y, tras desayunar, me dirigí a la feria del corredor. Había mucha afluencia y tardé más de la cuenta en salir de ella. previamente y, al llegar con tiempo antes, me di un paseo por el Prater, empezando lo que se convertiría en una agónica jornada. tras atravesar medio Prater, llegué a las 10 a la feria y pude salir una hora después tras guardar cola. La feria no es grande, no es Berlín, pero está bien. Mucho producto energético, las habituales marcas de zapatillas, ropa deportiva y firmas locales (sponsors, fisios, médicos, proyectos soldiarios, etc.). Al salir ya inicié el primer maratón, pertrechado de agua, plátanos e isotónico que había comprado la noche anterior en el badulaque.
Que buen fotógrafo... |
Jardines de Belvedere |
Viena sorprende. Es una ciudad imperial con todo lo que ello conlleva. Grandiosidad en los edificios a juego con el Imperio, estilo neoclásico y también bastante barroco. La amplitud en los espacios hace apreciar aún más la majestuosidad de la arquitectura. Lo bonito del maratón es poder correr por las principales arterias y poder disfrutar de ello, sobre todo a partir del medio maratón. La parte central (Innere Stadt) es lo más visitado y turístico, salpicado de arquitectura entre calles peatonales y estrechas y limitando con la Ringstrasse que la circunda y que corresponde a las murallas de la ciudad medieval que fueron derribadas para la expansión de la ciudad a mediados del siglo XIX. Alrededor de él se encuentra toda la monumentalidad (Ópera, Ayuntamiento, Universidad, Museos,...) y en el exterior se encuentra la zona de Karlsplatz (Secessión, Naschmarkt, Iglesia de San Carlos Borromeo, un poco más exterior Belvedere). En el interior, el Barrio Judío, Albertina, Heldenplatz, la catedral de San Esteban,... Para no parar. No es mi intención hacer un taratado de Historia ni de turismo, pero si os animáis, tenéis una pequeña guía cuando queráis. Resumiré porque supongo que lo que más os interesa es la carrera en sí.
Monumento al Holocausto |
El viernes visité Schönbrunn, Belvedere Bajo con sus espectaculares salas y el Alto con su exposición de pintura y escultura de todos los tiempos, especialmente recomendable la exposición de Klimt. Su famoso cuadro, "El beso" despierta unas emociones distintas viéndolo delante de tí que en la pantalla del ordenador. Tras haber salido a las 8 del albergue, me sentaba a tomar una cerveza a las 13.30, sin parar de andar. Luego ya me fui al centro pasando por Karlsplatz, el monumento al ejército soviético que liberó Viena de la ocupación nazi, San Carlos Borromeo, Ópera, Albertina, Catedral de San esteban, Barrio Judío, Monumento al Holocausto, Freyung,... hasta que vi un parque y allí me tiré a las 17.30 horas, sin poder dar un paso más. Recuperé fuerzas y crucé la Ringstrasse para buscar una terraza y tomar una cerveza hasta la llegada de Juanlu y Juan con quienes había quedado para cenar. Y llegaron, y nos tomamos unas birras. Y cenamos salchichen. Y schnitzel, el plato típico vienés (escalope vienesa) y tomamos schnapps. Y a dormir, estaba muerto. Esa noche tenía compañero en la habitación. Un islandés al cual compadecí porque estaba tan cansado que sabía que mis ronquidos echarían abajo el edificio. Me dijo que se levantaría sobre las 6 y le dije que sin problema, que ya estaría despierto.
Palacio Imperial de Hofburg. En obras, como media Viena |
Stephansdom. En obras |
Se levantó y se marchó mientras yo me iba a duchar. Le pregunté si había dormido y me dijo que no, que había roncado bastante. Lo malo de los albergues... La suerte es que el sábado noche dormí sólo. El viernes habíamos quedado en la feria a las 10. También con Marcial, otro amigo de Aranjuez. Desayuné y ví a Alberto y Jen que se alojaban también en el albergue. En la feria retiraron el dorsal y subimos en la famosa noria del Prater que ofrece excelentes vistas de Viena (lástima de día nublado). Después nos dirigimos al centro, con tal "mala suerte" que encontramos en la plaza del ayuntamiento una feria típica de la provincia de Steiermark, así que allí aparcamos para vivir sus trajes típicos, su música y cánticos populares, sus danzas... y sus viandas y cerveza. Creo que Juan, cagatleta de pro, se empezó a acojonar pensando en el maratón. Tras comer algo nos fuimos de nuevo al centro, dimos una vuelta y se marchó al albergue, mientras Juanlu y yo continuamos el Tour. Fuimos a la zona de meta para buscar donde quedar tras la carrera y ya buscamos para cenar, estábamos muy cansados. Pero quedaba lo mejor. A las 6 de la tarde buscamos donde cenar algo de pasta pero los italianos (no excesivamente numerosos) estaban llenos. Así, nos metimos a comer viandas típicas del país y nos zampamos una parrillada de carne que daba miedo (el miedo llegó la mañana siguiente) y a la camita. En un entre tiempo de cerveza en terraza vimos a Pepe y toda la numerosa tropa de Lodosa.
A las 6 sonó el despertador. Duchita, logística, al desayuno y con Alberto a la salida. Allí estaban Marcial, Juanlu y Juan y en el metro vimos a los lodosarras con los cuales ya no coincidimos. La zona de salida es amplia y tras ella se sitúan los camiones de guardarropa que los transportan a la meta, separados por pruebas. Como se estila en las pruebas "gama media" europeas, se comparte el maratón (10000 inscritos, menos de 6000 llegados) con un medio maratón (más de 20000 inscritos) y una competición de maratón por relevos. La entrega ordenadísima al igual que la recogida, en camiones con ganchos en los laterales para tenerlos ordenados por dorsal y localizarlos rápido. También había una competición de 4 kms pero con salida media hora antes y desde otro lugar para no entorpecer el espíritu familiar y/o de iniciación. Incluso una carrera de un kilómetro había.
De allí a la salida, con "cajones" o más bien zonas orientativas; ya que al poco de salir adelantabas gente que ya se notaba que bordearían el cierre de control. Veo que lo de colocarse en el lugar que no se debe también pasa fuera de España, no para mi consuelo. Salvo eso, me gusta lo que veo. Deporte popular de verdad, una fiesta, un evento social, gente en las calles (no como en Berlín) pero animosos, con los cacharritos esos de plas, plas, plas continuo y una sonrisa en la boca. Ni un coche pitando en ninguna esquina ni discutiendo con ningún voluntario. Gente corriendo con el chandal del Primark, con zapatillas "La Tórtola", vestidos iguales, gente disfrazada. Ya sé, no a todo el mundo le gusta esto. A mi me gusta que la gente haga deporte y se cuide. Por lo tanto, ponerse en la línea de salida para hacer una horita (aunque sea andando) en una competición de relevos, ya me agrada.
La zona de salida se encuentra al norte del Danubio y el resto al sur. Con un clima fresco (en torno a 6 grados), algo de viento en muchas zonas, no intenso pero causaba sensación de frío se iniciaba la carrera, en varias salidas, tipo Behobia. Nada más salir se cruza por un puente con una imagen espectacular para la vista y se entra en el centro de Viena girando a la izquierda en dirección al Prater, allí se discurre para volver hacia el centro por la orilla del canal y coger dirección sur hasta Schönbrunn y volver dirección norte hasta casi la zona de meta donde entra el medio maratón mientras el maratón discurre por el Ring en una preciosa imagen de los museos, el Parlamento, al Ayuntamiento,...en el kilómetro 24 se vuelve a girar a la derecha de nuevo por la orilla del canal hasta regresar al Prater donde se llega hasta el estado Ernst Happel (otrora mítico Prater) y ya se sale en el 36 para bordear el canal entrando en el centro en el km 39 y transcurriendo por el Ring los dos últimos kilómetros, atravesando infinidad de arcos antes de girar a la derecha para correr los últimos 200 metros tras atravesar bajo la portada que da acceso a la Plaza de los Héroes, todos sobre una alfombra roja. Al llegar, medalla, plástico para el frío, bolsa con alimentos agua e isotónico, circulación por una zona con más agua, cerveza sin y fruta, y de ahí fuera del recinto a unas carpas para grabar la medalla, venta de merchandising, restauración y, más allá, los camiones ropero y unas duchas militares.
Después de grabarme la medalla, veo a Juanlu, nos damos un abrazo, me ducho y me visto y nos vamos a comer a la misma feria de ayer desde donde nos despedimos; ya que el regresaba el lunes y yo volvía la misma tarde. Antes, Pepe se vino a vernos y a darnos un abrazo (marcón, enhorabuena) y vinos a Marcial salir del recinto de la carrera y nos despedimos.
Mi maratón: a pesar de la sensación de pasarlo mal por la falta de entrenamiento, sabía que mi capacidad de lucha me ayudaría a llegar a la meta. Al principio fuimos Marcial, Juanlu, Alberto (que hacía el medio) y yo, con idea de ir a 5'40 el primer medio y bajar un poco en el segundo. Pero se me fueron porque paré a hacer pis un par de veces. Así que, sin presión de marcas, el problema me vino por la gran cantidad de paradas a evacuar en el primer medio. Ello no me permitía coger el ritmo, junto con muchas paradas en los avituallamientos(un fallo que solo los haya a un lado de la calzada y con gente poco experta participando) para no chocar y para evitar pisar los vasos de plástico sobre el suelo. A partir del 25 ya le ordené al cuerpo que dejase de protestar porque no pararía más. El trazado es muy favorable: sin ser plenamente llano, lo es bastante en casi todo el recorrido. Los tramos de subida ayudan a que no se haga tan monótono. Y existe el acierto de cruzarse en bastante tramos a partir del 26 con los que ya vuelven así te vas fijando en la gente y el cerebro descansa. Animación musical de percusión en muchos puntos, así como particulares que sacan los altavoces a la calle, espectacular la entrada hacia el Ernst Happel Stadion con la Tercera de Mahler una de las creaciones musicales más bella y perfecta jamás compuesta que ya empezó a ponerme los pelos como escarpias y, en pleno Prater ya sobre el 31, que te pongan toda la ida y vuelta hasta el km 35 la banda sonora de Piratas del Caribe... pues la carne de gallina. A acordarme de los que no vinieron, Elena y Jorge, de mi gente, de amigos corredores, de otros amigos que les gustaría haber estado aquí y no podían, de los hijos de la gran puta que no tienen otra cosa que hacer que arruinar la vida de los demás dedicándose a vertir zafias mentiras, de los que no están con nosotros... y de Óscar, que se fue sin poder correr un maratón juntos... Pues hala, lo que jamás podría esperar... corriendo y llorando a la vez.
De ahí a meta bastante bien aunque sufría mucho articularmente y me dolía la espalda a la altura del coxis y las rodillas notaban la falta de entrenos largos previos. Por lo demás, pulso bajo, pulmones y corazón controlados y músculos castigados, más por la acumulación de los tres días que sólo por el maratón. Sólo el kilómetro 40 se me hizo largo, me empezó a pasar mucha gente y ni el vals de Strauss ni la música animada ni las pomponeras ligeritas de ropa conseguían que levantase la barbilla del pecho hasta que empecé a fijarme que me adelantaban los de relevos que daban el do de pecho en el final de su diezmil y ya tiré para arriba animado (pica para arriba el final), adelantando de nuevo a gente y animando a los que iban parando. Al llegar al 42 vi a Alberto y Jen y ya me puse a hacer el tonto y giré para meta igualmente haciendo "la avioneta" y grabando con la cámara la entrada en meta.
Noveno maratón a la buchaca. A por el siguiente. Gracias a todos los que habéis mostrado vuestros ánimos, a los que han compartido este bonito reto conmigo y, más que a nadie, a mis dos amores, Jorge y Elena.
El track, aquí. Las fotos, donde siempre. Estoy subiendo algún vídeo que mañana espero rematar con títulos. Y añadir más fotos cuando reciba las de Juanlu, Alberto, Marcial y alguna que encuentre en carrera.
Acojonante y apasionante crónica. De las mejores que has escrito. Lo siento por Elena y Jorge... y por el islandés. Espero le pidieras alojamiento y nos vamos a correr el de Reykjavik (creo que nos toca Boedo este año).
ResponderEliminarA ver si te dan calendario y vemos algo para mayo, que nos pilla el toro (de Osborne).
Enhorabuena y un abrazo
Una crónica preciosa, la he leído tres veces y las tres con carnecita de gallina, sin palabras...
ResponderEliminar¡¡Enhorabuena, Santi!!
Un besote.
Me ha encantado la crónica! muchas felicidades, me alegra que aunque sea la novena, sigas sacando lo mejor de cada metro recorrido. Un beso enorme
ResponderEliminarMuy bonita!!! Felicidades!!! Campeonissssimmo...
ResponderEliminarGran novena sinfonía maratoniana te has marcado Santi! Parece hasta fácil hacer un maratón leyéndote pero no lo es.
ResponderEliminarY bueno en medio de tanto sufrimiento que te acuerdes de la gente ya es para nota.
Enhorabuena campeon!Un abrazo y como bien dices merece la pena seguir haciéndolo.
Un placer volver a compartir maratón y finde en una ciudad tan bonita y una carrera tan espectacular. Espero puedan seguir siendo muchos más, disfrutando, que es lo más importante.
ResponderEliminarSalu2 y enhorabuena
Enhorabuena Santi!!!!!, bonita crónica como siempre...aunque veo que no has puesto ninguna foto corriendo....uhhnnnn!!!!, no te habrás ido de ruta gastronómica??.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo runner
Quique