Hace mucho tiempo que tengo pendientes varios posts. Un poco tarde voy a proceder a reflexionar sobre la tan manida reforma laboral y la situación actual de los sindicatos. No voy a desglosar lo que opino de cada uno de los puntos de reforma. Puede que sea tema de otro post.
Partamos de la base de que es necesaria una reforma del mercado laboral. Sin duda. Somos un país que, por definición vive del consumo interno, el turismo y la construcción. Pocas patas para sostener una mesa. De éstas, se rompió una, la construcción. En época de crisis, la gente no consume: por precaución y por recorte de poder adquisitivo; ya sea a través de recortes salariales, incrementos de precios (luz, energías, alimentos, hipotecas,...) o por la pérdida del puesto de trabajo y por tanto de la fuente de ingresos. Nos queda el turismo. Poco punto de apoyo sobre el que gravitar nuestra débil economía.
La reforma laboral debe ir encaminada, en un país de paro estructural alto como el nuestro hacia un único foco de atención: la incorporación al mercado laboral. La creación de puestos de trabajo. No debe haber otro objetivo. ¿Cómo? Para eso están los legisladores. Desde luego hay que fomentar y apoyar la creación de PYMES y/o autónomos que son los que crean puestos de trabajo en este país. No olvidemos el empleo público, tema espinoso que, sin duda, será conflictivo cuando lo aborde. Si hay que hacer contratos únicos y atractivos para los empleadores, nunca deben ser a costa de cercenar protección al trabajador. este es el camino, ayudar a la creación de puestos de trabajo: a través de créditos a las PYMES, fomento y ayudas a la creación de nuevas empresas, ayudas y exenciones de tipo fiscal, favorecer créditos por parte de la banca privada,... Si no hay puestos de trabajo, no hay renta disponible, no hay demanda y, por tanto, no se produce, acabando por disminuir la actividad empresarial y generando más paro.
Pasamos a la reforma en sí. No está mal tirada en un aspecto: nuestra economía es muy rígida. Entendamos rigidez en el sentido estricto económico: flexible supone que seamos capaces de reaccionar ante cualquier cambio económico; rígida, que no lo seamos. En este sentido se favorece que, en épocas de vacas flacas, se pueda ser flexible con un despido quasi libre para intentar la supervivencia empresarial. Simplemente alegando previsión de caída de facturación sería suficiente motivo para justificar un despido colectivo (y, además, sin pasar por el visto bueno de la autoridad laboral). Esto significará, en el corto plazo, incremento en el desempleo. Reconocido por el Gobierno y por los empresarios. ¿De qué va ésto, entonces? Pues que quizás en el futuro exista la hipotética posibilidad de fomentar la contratación debido a que bajan las indemnizaciones por despido. Pues no. Mi experiencia concluye que no hay propiedad transitiva: se contrata cuando hace falta a la empresa y no en función de las condiciones contractuales. es decir, concluimos que, a corto plazo va a suponer un aumento del paro pero a medio y largo plazo.. ya se verá. Eso es legislar preveyendo lo que va a pasar...más o menos lo que hice Zapatero. Para ir criticando estamos. No es mi idea comentar punto por punto la reforma. Desde luego, los trabajadores salimos con nuestros derechos mermados. Ni siquiera hay un anexo que diga: "ojo, cuando vengan nuevos y mejores tiempos nos sentamos a estudiar que aspectos podemos mejorar".
Y antes esta situación... ¿quién defiende nuestros derechos? Los sindicatos. Ya. Las organizaciones sindicales nacen en el siglo XIX. A la sombra del marxismo y motivadas justamente por la explotación sin escrúpulos del hombre por el hombre, sufren un desarrollo lógico que va parelelo a los tiempos, a su contexto histórico. En España, no demasiado. Abtes de la Guerra Civil, el sindicato mayoritario era la CNT-FAI. Uno de los mayores problemas que tuvo España durante la etapa de la Guerra fue éste: ser un laboratorio experimental del anarquismo, lo cual provocó el apoyo de unos (el Eje) al fascismo sublevado y la retirada de las democracias occidentales por lo que pudiese surgir de una posible victoria del ejército republicano. Es muy somero el análisis, da para hablar mucho. El condensarlo en una frase puede conducir a muchos equívocos. Arrasado el antiguo sindicalismo, surge el sindicato vertical, estructuras las cuales hereda el actual sindicalismo. Este factor, añadido a la politización de los sindicatos desde la implantación de la democracia y, más concretamente, desde que se han convertido en un funcionariado más, hace que debamos recelar de los mismos.
Este momento es crucial en su futuro. Estos sindicatos actuales se han metido ellos solitos en un callejón sin salida: no han salido a la calle ni una sola vez desde el inicio de la crisis (2008) cuando el número de parados crecía sin detenrse desde los 1.800.000 hasta los 5.000.000. Claro, por cosmética salieron tras una reformilla que hizo ZP a mediados del año pasado con un seguimiento discreto (claro, no se iban a manifestar contra ellos mismos). esta pasividad ha generado una desconfianza hacia los sindicatos como representación del trabajador. Ahora convocan el 11-M concentraciones, aniversario maldito que, en un sostenella y no enmendalla, siguen empecinados en no variar la fecha. Lo disfrazan añadiendo un homenaje a las víctimas (ya era hora, nunca lo habéis hecho, camaradas) con el inestimable apoyo de...los artistas de la ceja. Toma ya.
A mi no me representan. Anquilosados en representar a los que tienen trabajo, en lugar de luchar por quienes no lo tienen, tienen su fuerza en las escasas grandes empresas y en el funcionariado. Salen a la calle por recortes en educación o en sanidad, personal que tiene trabajo fijo. Señores, estamos en el siglo XXI. La acción sindical ha cambiado y hay que adecuarse a los nuevos temas: clases medias trabajadoras a las cuales hay que atender en otros ámbitos. Igualdad salarial de la mujer, conciliación con la vida familiar, adecuación horaria a Europa, lucha contra el presentismo, modernización de la Ley de Huelga, actualización de la figura del "liberado", financiación sindical (y de partidos), "desfuncionarización" de las estructuras sindicales, renuncia a impartir cursos de formación que son nidos de posible corrupción, etc. Hay que variar el papel del sindicato.
El 29M hay convocada huelga general. ¿Qué camino seguirán los sindicatos después de esta encrucijada?
No he encontrado mejor canción y mejor grupo para definir la situación, sgeuro que recordarán "Dias de vino y rosas". Y este sindicato, el grupo que toca, éste, si que es bueno de verdad...